Mientras los fabricantes apuestan por la obsolescencia programada y los consumidores compran sin medida, los residuos electrónicos se amontonan en vertederos africanos, los investigadores europeos buscan formas sostenibles de recuperar los metales valiosos que contienen y algunos grupos de vecinos apuestan por la reparación.
Un estudio de modelización publicado en Nature Computational Science prevé que la creciente popularidad de la inteligencia artificial generativa disparará el volumen de desechos electrónicos, que podría alcanzar los 5 millones de toneladas en una década.
Un informe de la Organización de Naciones Unidas indica que en 2022 se produjeron un total de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, lo que supone un 82 % más que en 2010. Según el documento, esta cifra va camino de aumentar un 32 % en 2030 si no se toman medidas.
Reciclaje informal de residuos electrónicos en China.